Bueno, el blog quedó muerto ante la imposibilidad de hacerse con una triste conexión a internet, el viaje terminó antes de hora y hay un lesionado. ¿Hay quien de más? Hacía falta la explicación de la Falla, como decimos por aquí.
Si volvimos a España deprisa y corriendo cuatro días antes de lo previsto fue porque, al poco de bajar del barco en Kellheim y conforme nos alejábamos rumbo a Regensburg Nacho tuvo una caída absurda, yendo despacito, y muy, pero que muy mala suerte.
Su rueda delantera se encajó en un pequeño surco que el agua había excavado en el camino, cuando iniciábamos una cuesta abajo, de tal manera que cayó sobre el costado y se golpeó en el codo con el que, instintivamente, quiso parar el golpe. Afortunadamente estábamos cerca de Kelheim, que cuenta con un buen hospital, donde pudieron atenderle relativamente pronto. Desde luego NO gracias a la enfermera que tomó datos en ventanilla, una alemanota grande como un ropero abierto con cara de mala hostia y aspecto de tanquista soviética. Eso es igual en todas partes.
Como información práctica decir que con la sola presentación de la Tarjeta Sanitaria Europea y el DNI quedó todo resuelto. A Nacho le examinaron, le hicieron radiografías, le inmovilizaron el brazo con un yeso y buscaron a un médico argentino para que le transmitiese, en castellano, la información esencial que debía conocer. Y tras atenderle le facilitaron sus radiografías en un CD para que las viera su médico. La recomendación era volver a España cuanto antes.
Si hasta ahora me había movido con cierta soltura con el idioma, manejando situaciones cotidianas carentes de gran dificultad, debo decir que en el hospital me bloqueé de tal manera que no serví de gran ayuda. O eso creo. Estaba nervioso y preocupado y la situación me venía grande.
Una vez atendido, puesto que nada pintábamos ya allí y por consejo del médico, que apuntó la posibilidad de que lo del codo requiriese cirugía, lo organizamos todo (con la inestimable ayuda de mi mujer, que desde España nos ayudó por teléfono con las búsquedas en internet de horarios de trenes, vuelos, alquiler de coches o cualquier otra alternativa válida para salir de allí), de tal manera que antes de veinticuatro horas estábamos todos en casa.
Nacho ahora está bien y lo del codo no ha sido tan grave como pensábamos en un principio, pero tiene yeso para cuarenta días y ha tenido que cancelar sus vacaciones. No obstante dice que esto no se queda así y que tenemos que terminar... o continuar hasta Viena.
Por mí está hecho. Cuando se ponga bien del todo y podamos convocar Consejo de Sabios hablaremos de ello. Dejemos pasar el verano a ver si sigue pensando igual.
Desde aquí (aunque no lleguen a leer esto jamás) quiero expresar nuestro más sincero agradecimiento a las personas que nos ayudaron "in situ", especialmente la panadera anónima del supermercado Netto de Kellheim, que no dejó de hacer llamadas hasta que tuvimos en la puerta un taxi del tamaño adecuado dispuesto a llevarnos, junto con nuestras bicis, al aeropuerto de München. También a los clientes que formaban cola y tuvieron la paciencia de esperar sin una protesta a ver cómo terminaba aquello.
Exceptuando un par de hijos de puta, pues en todas partes cuecen habas, el trato que hemos recibido en Alemania ha sido exquisito, la gente nos ha ayudado, han colaborado y han bajado el listón hasta el infinito para que pudiésemos entendernos en alemán. Cualquier persona a quien hemos pedido una indicación para llegar a tal o cual sitio se ha desvivido por hacerlo, cuando no nos ha acompañado directamente.
Por otro lado, y aunque no hemos completado el kilometraje previsto para terminar la ruta, estábamos a tan solo jornada y media de hacerlo, además con un día de adelanto. Técnicamente no nos hemos rajado así que... José Vicente, ¡nos debes unas cervezas!
Como balance decir que la experiencia ha sido, creo hablar en nombre de los tres, muy gratificante. Hemos desconectado de la rutina, nos hemos liberado de preocupaciones, hemos rodado por parajes que invitaban a pensar en nada. Hemos hablado mucho y hemos disfrutado del silencio a partes iguales.
Nos hemos reído, ¡y de qué manera! Hemos sido cochinos, irreverentes, malhablados... Hemos vivido unos días sin mirar el reloj y sin prisas y a lo mejor hasta somos más colegas que antes. O no.
A mi personalmente se me han caído dos mitos: casi quinientos kilómetros por el sur de Alemania y no he visto ni una sola de esas alemanas rubias, altas, pelo largo, ojos azules y cuerpo espectacular que nos venden en la tele, lo cual no quiere decir que no hayamos visto chicas guapas, que las hay... y muchas. Pero castañas, morenas, bajitas... más parecidas al estándar mediterráneo.
O están todas en Palma de Mallorca o las han encerrado porque llegábamos nosotros.
Y aunque he visto perros a montones, cuya nacionalidad no pongo en duda, ejerciendo todo tipo de tareas incluído el pastoreo... no he visto ningún pastor alemán (me refiero a la raza). Increíble pero cierto.
Y por cierto... tal y como amenazamos en su día, nos hemos meado en el Danubio. El pepino español ha sido (simbólicamente) vengado. No obstante, a la vista del color del agua y del frío, lo del baño en el Danubio queda cancelado ad eternum.
Seguiremos con el blog, con cosas que quedaron pendientes respecto a los preliminares y preparativos, contando las etapas y aportando material gráfico. Pero poquito a poco, que de vuelta a la rutina no tenemos mucho tiempo.
A las personas que van a hacer la ruta ahora y alguna vez han dejado comentarios al respecto en este blog... ¡Suerte!
Pasaos por aquí y dejad un comentario alguna vez.
Saludos.
1 comentario:
Lástima de la caída y la lesión de tu amigo. Ya me contarás qué tal fue todo cuando nos veamos, y a ver si os animáis a acabar lo empezado.
Un abrazo
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