Danubio 2011

Donaueschingen-Passau
Junio 2011
10 días de ruta en bicicleta y 600 km siguiendo el curso del Danubio alemán.


martes, 27 de septiembre de 2011

Preparando las alforjas.

En el capítulo de Barrio Sésamo de hoy vamos a explicar cómo preparar unas alforjas para su embalaje y posterior transporte. Qué metemos dentro y qué no metemos.
Ya hemos hablado en una entrada anterior de "la lista". La lista no sólo es necesaria sino que es imprescindible. Únicamente con el equipo a la vista y la lista en la mano serás capaz de comprobar si falta o sobra algo, y aún así te dejarás alguna cosa...
Pero primero hablemos de las alforjas. Me alegro mucho por quien tenga dinero para hacerse con lo mejor del mercado, pero yo sólo tengo unas Massi CM 222 de cordura, que he llevado en dos ocasiones al Camino de Santiago y ahora al Danubio, y de momento no pienso cambiarlas. No son malas y tampoco fueron baratas. Eso sí... se pueden mejorar. He aquí el proceso.
Las Massi no son rígidas ni semirrígidas, así que tienes que meterlo todo a puñetazos y siempre parecerá que en vez de alforjas llevas gurruños a los lados de la bici. Es difícil manejar una alforja vacía o meter y sacar cosas con cierta frecuencia si cuelga fláccida del portaequipajes. Además la tela no es impermeable aunque disponen de una funda incorporada.
Solución: demos a nuestras alforjas un cierto grado de rigidez y de impermeabilidad con material barato, ligero, resistente y al alcance de cualquiera. Necesitaremos cartón y bolsas grandes del hiper que más rabia nos de.
El cartón sera lo más grueso y duro posible y las bolsas sin ningún tipo de abertura o agujerito en la parte inferior (que las hay).
Necesitaremos dos piezas de cartón iguales que cortaremos como en la plantilla de la foto.


Llegar a dar con la forma y tamaño adecuados es fruto de la técnica de ensayo-error. Si alguien necesita las medidas me las pide y se las paso. Sin problemas. 
A continuación damos forma a la plantilla, aseguramos las uniones con un poco de cinta americana y la metemos dentro de una bolsa grande de tu supermercado amigo.
Hasta aquí parece cutre que te cagas, ya lo se. Y es que es cutre que te cagas. Pero funciona.


Ahora viene cuando la matan... Lo metes todo dentro de tu Massi CM 222, ajustas la tela a la estructura de cartón, que ha entrado muy ajustada y ¡voilà!... tenemos una bolsa rígida e impermeable, con volumen, donde se puede acomodar una barbaridad de cosas con facilidad.
Pruebas realizadas en laboratorios de la NASA y en la bañera de mi casa así lo atestiguan. La alforja se moja, el cartón no, y el contenido de la alforja tampoco.


Tras un vuelo de ida y vuelta a Alemania, tras pasar varias veces por la tortura de las cintas de facturación, después de los kilómetros que se pudieron hacer siguiendo la ruta, alguna tormenta, humedad, lluvia, charcos, etc... ni perdieron rigidez, ni entró una sola gota de agua, ni mi ropa se volvió de ese inquietante color verde moho.
El resto del proceso es de cajón: preparas todo el equipo necesario, que previamente has ido cotejando con tu lista, lo pones delante de tus narices y repasas que no falte nada.


Lo repartiremos entre las dos bolsas siguiendo el criterio que más nos acomode, pero teniendo presente que el peso debería estar compensado entre ambas. Tiene que caber todo, casco incluído. Lo más importante, valioso y necesario lo llevaremos en la bolsa de manillar (cartera, móvil, documentación, cámara, dinero, medicinas, etc...).
Al final nuestro equipaje debería tener un aspecto como este. No demasiado voluminoso, bien repartido entre las bolsas, dejando fuera sólo el aislante para dormir (yo llevé dos), que meteremos en la caja de la bici.


El segundo aislante para dormir (el barato) y los cartones que hemos utilizado para dar rigidez a las alforjas pueden emplearse a la vuelta, ante la ausencia de cualquier otro material, como improvisado embalaje aunque sólo sea para proteger las partes más sensibles de la bici, cambios, platos y demás. Finalmente no nos hizo falta echar mano de este material de urgencia.
Ahora sólo queda envolver las alforjas en un solo bulto, con un millón de vueltas de film transparente de cocina reforzado con un poco de cinta americana y poner una etiqueta bien vistosa con nuestros datos.
Si, ya se que jamás una compañía aérea perdió un equipaje, eso son bulos, pero el día menos pensado leeremos en los diarios que a alguien le ha ocurrido. Hay que ser precavido.


Y esto es lo que hay, Pequeño Saltamontes.







viernes, 19 de agosto de 2011

Cerrado por vacaciones.

Aunque la gente no está muy por la labor de dejar comentarios en el blog en ese sentido, conocidos y amigos, que te lo dicen en persona, preguntan que cúando vamos a seguir con el blog.
Evidentemente lo haré después de vacaciones.
Queda por contar el resto del viaje, etapa por etapa, pero también entradas con información práctica. Me propuse juntar en un único sitio toda la  información que nosotros necesitamos en su día y que, recopilada mirando aquí y allá, hemos conseguido reunir. Y así lo haré.
Pero hoy no... ¡Mañaaaaaaaaana!
Es que como ya hemos ido, pues da pereza. Es triste pero es así.

viernes, 15 de julio de 2011

¿Volver con la bici en avión...? Kein Problem!

Como ya sabreís por entradas anteriores el retorno a casa fue precipitado y antes de hora.
El 25, de buena mañana y tras algunos kilómetros a pedal, habíamos hecho un corto trayecto en barco por el Danubio entre la abadía de Weltenburg y Kelheim, mientras degustabamos (una vez más) una rica cerveza. Tras desembarcar, y apenas en las afueras de Kelheim, camino de Regensburg (Ratisbona), Nacho sufrió el accidente y la aventura terminó. Eran las 13.30 h. aproximadamente.
Tras acudir al hospital y procurar que le atendieran todo ocurrió muy deprisa, de manera que al día siguiente a las 11 de la mañana ya estábamos en Valencia. Todo se fue improvisando sobre la marcha y no hubo mucho tiempo para pensar.
Llegamos en taxi al aeropuerto de München, a unos noventa kilómetros de Kelheim, a las seis de la tarde y el primer vuelo con destino a Valencia no salía hasta las seis de la mañana. Así pues, teníamos tiempo de cambiar los vuelos, asearnos como pudieramos en los servicios del aeropuerto y preparar el equipaje.
Las alforjas las envolveríamos con film plástico de cocina, igual que habíamos hecho a la ida, y cinta americana pero no sabíamos aún como ibamos a hacerlo con las bicis.
Ya en el aeropuerto, oteando desde el propio taxi, tratamos de localizar contenedores de carton, muelles de carga, zonas de reciclaje o algún otro lugar donde proveernos de material adecuado: cajas, cartones, etc... Ni rastro.
De todos modos, puesto que teníamos toda la noche para ocuparnos de eso, priorizamos el cambio de los vuelos y fue lo que hicimos primero. La gente nos miraba y no era para menos: tres tipos vestidos de ciclistas, pañuelo pirata en la cabeza, con más mierda que el sobaco de un gorila, tratando de arrastrar tres bicis cargadas entre dos mientras un tercero nos seguía con un brazo escayolado. De peli de Almodovar, vaya...
Nos encaminamos a una de las ventanillas de Air Berlín y tras explicarle a la señorita cúal era nuestra necesidad y nuestra urgencia en cambiar los vuelos, le comenté abiertamente que no teníamos resuelto el embalaje de las bicis y le pregunté donde conseguir embalajes adecuados o si ellos nos los facilitaban. Necesitábamos ayuda. Helfen Sie mir, bitte!
La señorita, perpleja, nos contesta que no hace falta y que las bicis viajan enteras.
- Kein Problem.
- ¿Comoooooooorr? Nooooo puede ser (imítese la voz de Chiquito de la Calzada, ese maestro)
- Ja (si), dijo ella.
- Nein (no), dije yo.
- Ja, Ja, contesta de nuevo.
- Que nein, ¡joder!, que no puede ser, que en España nos han obligado a embalarlas para traerlas y sois la misma compañía.
¡Coño! Y resultó que era verdad, que Ja. ¡Hay que joderse!
Repito... ¡HAY QUE JODERSE!
La misma compañía aerea nos obliga en España a embalar las bicicletas, pedales hacia adentro, manillar paralelo al cuadro y ruedas deshinchadas para volar a Alemania mientras que en sentido inverso las bicis viajan en primera, sin desmontar AB-SO-LU-TA-MEN-TE NA-DA, tomándose un mojito en la bodega del avión.
Los ojos como platos teníamos cuando se llevaron las bicicletas, así, cogidas por los cuernos, rodando como si tal cosa...
Luego, en el trasbordo de Palma de Mallorca, vimos cómo dos de ellas se engancharon entre sí y a pesar de que los operarios del aeropuerto parecía que no habían visto una bici en su puta vida y les costó lo suyo separarlas, pudieron al fin con ellas sin causarles daño. El avión salió con bastante retraso por ese motivo, que también tiene huevos la cosa. Cinco minutos de video desde mi ventanilla (que pretendía usar para reclamar, si se terciaba) son prueba fehaciente de lo que digo.
Así que... el rollo de embalar las bicicletas, y aunque a priori parezca que sea normativa de las propias compañías aéreas, me da por pensar que tiene más que ver con los propios aeropuertos españoles, Aena y la madre que los parió. Que no somos más paletos porque no se puede.
Si algún lector de este blog ha tenido alguna experiencia semejante (no necesidad de embalaje para volver a España) desde Alemania u otros países europeos, agradeceríamos un comentario con información sobre cúando, dónde, aeropuerto y compañía aérea.
De la cultura de la bici y el respeto por la bici que allí hemos visto hablaremos en otra entrada... si me acuerdo.
Saludos post-danubianos.

miércoles, 6 de julio de 2011

Balance

Bueno, el blog quedó muerto ante la imposibilidad de hacerse con una triste conexión a internet, el viaje terminó antes de hora y hay un lesionado. ¿Hay quien de más? Hacía falta la explicación de la Falla, como decimos por aquí. 
Si volvimos a España deprisa y corriendo cuatro días antes de lo previsto fue porque, al poco de bajar del barco en Kellheim y conforme nos alejábamos rumbo a Regensburg Nacho tuvo una caída absurda, yendo despacito, y muy, pero que muy mala suerte. 
Su rueda delantera se encajó en un pequeño surco que el agua había excavado en el camino, cuando iniciábamos una cuesta abajo, de tal manera que cayó sobre el costado y se golpeó en el codo con el que, instintivamente, quiso parar el golpe. Afortunadamente estábamos cerca de Kelheim, que cuenta con un buen hospital, donde pudieron atenderle relativamente pronto. Desde luego NO gracias a la enfermera que tomó datos en ventanilla, una alemanota grande como un ropero abierto con cara de mala hostia y aspecto de tanquista soviética. Eso es igual en todas partes.
Como información práctica decir que con la sola presentación de la Tarjeta Sanitaria Europea y el DNI quedó todo resuelto. A Nacho le examinaron, le hicieron radiografías, le inmovilizaron el brazo con un yeso y buscaron a un médico argentino para que le transmitiese, en castellano, la información esencial que debía conocer. Y tras atenderle le facilitaron sus radiografías en un CD para que las viera su médico. La recomendación era volver a España cuanto antes.
Si hasta ahora me había movido con cierta soltura con el idioma, manejando situaciones cotidianas carentes de gran dificultad, debo decir que en el hospital me bloqueé de tal manera que no serví de gran ayuda. O eso creo. Estaba nervioso y preocupado y la situación me venía grande. 
Una vez atendido, puesto que nada pintábamos ya allí y por consejo del médico, que apuntó la posibilidad de que lo del codo requiriese cirugía, lo organizamos todo (con la inestimable ayuda de mi mujer, que desde España nos ayudó por teléfono con las búsquedas en internet de horarios de trenes, vuelos, alquiler de coches o cualquier otra alternativa válida para salir de allí), de tal manera que antes de veinticuatro horas estábamos todos en casa.
Nacho ahora está bien y lo del codo no ha sido tan grave como pensábamos en un principio, pero tiene yeso para cuarenta días y ha tenido que cancelar sus vacaciones. No obstante dice que esto no se queda así y que tenemos que terminar... o continuar hasta Viena. 
Por mí está hecho. Cuando se ponga bien del todo y podamos convocar Consejo de Sabios hablaremos de ello. Dejemos pasar el verano a ver si sigue pensando igual.
Desde aquí (aunque no lleguen a leer esto jamás) quiero expresar nuestro más sincero agradecimiento a las personas que nos ayudaron "in situ", especialmente la panadera anónima del supermercado Netto de Kellheim, que no dejó de hacer llamadas hasta que tuvimos en la puerta un taxi del tamaño adecuado dispuesto a llevarnos, junto con nuestras bicis, al aeropuerto de München. También a los clientes que formaban cola y tuvieron la paciencia de esperar sin una protesta a ver cómo terminaba aquello.
Exceptuando un par de hijos de puta, pues en todas partes cuecen habas, el trato que hemos recibido en Alemania ha sido exquisito, la gente nos ha ayudado, han colaborado y han bajado el listón hasta el infinito para que pudiésemos entendernos en alemán. Cualquier persona a quien hemos pedido una indicación para llegar a tal o cual sitio se ha desvivido por hacerlo, cuando no nos ha acompañado directamente.
Por otro lado, y aunque no hemos completado el kilometraje previsto para terminar la ruta, estábamos a tan solo jornada y media de hacerlo, además con un día de adelanto. Técnicamente no nos hemos rajado así que... José Vicente, ¡nos debes unas cervezas!
Como balance decir que la experiencia ha sido, creo hablar en nombre de los tres, muy gratificante. Hemos desconectado de la rutina, nos hemos liberado de preocupaciones, hemos rodado por parajes que invitaban a pensar en nada. Hemos hablado mucho y hemos disfrutado del silencio a partes iguales.
Nos hemos reído, ¡y de qué manera! Hemos sido cochinos, irreverentes, malhablados... Hemos vivido unos días sin mirar el reloj y sin prisas y a lo mejor hasta somos más colegas que antes. O no.
A mi personalmente se me han caído dos mitos: casi  quinientos kilómetros por el sur de Alemania y no he visto ni una sola de esas alemanas rubias, altas, pelo largo, ojos azules y cuerpo espectacular que nos venden en la tele, lo cual no quiere decir que no hayamos visto chicas guapas, que las hay... y muchas. Pero castañas, morenas, bajitas... más parecidas al estándar mediterráneo.
O están todas en Palma de Mallorca o las han encerrado porque llegábamos nosotros.
Y aunque he visto perros a montones, cuya nacionalidad no pongo en duda, ejerciendo todo tipo de tareas incluído el pastoreo... no he visto ningún pastor alemán (me refiero a la raza). Increíble pero cierto.
Y por cierto... tal y como amenazamos en su día, nos hemos meado en el Danubio. El pepino español ha sido (simbólicamente) vengado. No obstante, a la vista del color del agua y del frío, lo del baño en el Danubio queda cancelado ad eternum.
Seguiremos con el blog, con cosas que quedaron pendientes respecto a los preliminares y preparativos, contando las etapas y aportando material gráfico. Pero poquito a poco, que de vuelta a la rutina no tenemos mucho tiempo.
A las personas que van a hacer la ruta ahora y alguna vez han dejado comentarios al respecto en este blog... ¡Suerte! 
Pasaos por aquí y dejad un comentario alguna vez.
Saludos.

sábado, 25 de junio de 2011

Una piedra en el camino...

Noche del 24 al 25 de junio.
0:00 h
Aeropuerto de München.
Esta mañana tuvimos un mal tropiezo y nos vemos obligados a volver a casa. Podiamos haber demorado la vuelta pero la prudencia aconseja pasar por un medico que hable nuestra misma lengua cuanto antes.
Nos hemos quedado en Kellheim. Ibamos sobrados de fuerza, moral y tiempo para terminar no en diez dias sino en nueve, pero una mala caida ha dado al traste con el resto del viaje. Volvemos con una baja médica.
Gracias a todos los que habeis seguido el blog. En proximos dias colgaremos etapas, fotos, comentarios, etc, etc... y si se tercia las radiografias del codo de Nacho.
El equipo de Danubio 2011.



viernes, 17 de junio de 2011

Nos vamos.

Bien. Llegó el momento y estamos en la lanzadera.
Mañana a estas horas, si todo sale bien, estaremos durmiendo en el punto de inicio dispuestos a iniciar la ruta el sábado por la mañana.
La previsión del tiempo podría ser mejor, pero es lo que hay. Parece que allí hay un microclima que no termino de entender: en el blog he colgado el enlace a la previsión del tiempo en cuatro puntos de la ruta más o menos equidistantes entre sí y alucino con las oscilaciones térmicas. Por ejemplo, para el final de la ruta, los valores del último dia son 29º de máxima y 0º de mínima. ¿Eso como se come?
¿Así cómo podemos saber la ropa que hay que llevarse? ¿Cómo puede haber una oscilación térmica día-noche de 29 grados. Lo dicho... alucino.
Así pues, ha tocado meter un poco de todo en las alforjas, incluída una chaqueta de andar en bici que sólo uso en invierno. Un polar gordo y uno fino, dos gruesos distintos de chubasquero... Un caos.
No obstante podía haber sido peor. Calculaba de diez a doce kilos máximo (alforjas más su contenido) y al final, con extras y todo, han sido sólo trece. Puede parecer demasiado, pero todo hace falta. Tengamos en cuenta que son diez días y lo que no llevemos con nosotros habrá que comprarlo o robarlo sobre la marcha. Vamos a parecer caracoles con la casa a cuestas.
Estoy nervioso y no puedo dormir. Salimos dentro de unas horas.
Ahora si que si.
3, 2, 1... entrando en modo Danubio.

jueves, 9 de junio de 2011

Guías y material gráfico.

Finalizada la etapa logística y de preparación, y a falta de una semana para marcharnos, comentar el material gráfico utilizado.
Imprescindible la lectura previa del libro Viajar en Bici. Manual de Cicloturismo de Alforjas, de reciente publicación, autoría de los chicos de rodadas.net, página que nos ha servido de gran ayuda.
Ya sobre el terreno nuestro principal apoyo va a ser la guía Donau-Radweg Teil 1. Deutsche Donau von Donaueschingen nach Passau, de Esterbauer, con mapas de toda la ruta a escala 1:50.000 y posibilidad de descargar desde la web los GPS-Tracks, para el que guste de emplear nuevas tecnologías.
A pesar  de que sólo se edita en inglés y alemán, la barbaridad de información que ofrece la hace indispensable: alojamientos de todo tipo, dónde comer, mapas, monumentos, horarios, oficinas de información, distancias, perfiles, variantes y alternativas de ruta, etc... para cada una de las localidades por las que se pasa, además de bastantes fotos y en un formato apaisado muy manejable.
La edición en alemán que nosotros hemos comprado ofrece esta información, además, de forma más atractiva, en forma de pequeños anuncios individualizados a lo largo de todas sus páginas, no sólo como meros listados de direcciones y teléfonos. Además, el papel resiste la lluvia. ¿Que más se puede pedir a una guía?
Desconozco las características de la edición en inglés (Danube Bike Trail), pero supongo que tendrá el mismo formato.
Obviamos decir que en alemán existe todo un mundo de publicaciones, guías, mapas, etc... que no comentaremos aqui por no conocerlas de primera mano.
Nos acompañará, además, la guía El Danubio en bici, de Desnivel Ediciones, que tiene su correspondencia en internet en el blog del mismo nombre. Es la única guía del Danubio editada en castellano y, a pesar de que los mapas no son tan completos como en la otra y también a pesar de haber echado en falta algo más de información práctica, cuenta con el aliciente de ser un relato de españoles contado en castellano y ofrecer información actualizada (2009).
Una pequeña guía de conversación en alemán y un diccionario completan la biblioteca rodante.
Toda la demás información de que disponemos la hemos ido encontrando en internet, aquí y allá, en páginas y blogs de todo pelaje, algunas de las cuales se reseñan, por parecernos imprescindibles, en la seccion Otras páginas interesantes de este blog.
Ahora sólo queda esperar, confiar en que tengamos buen tiempo y buena ruta.

viernes, 3 de junio de 2011

E. Coli o los pepinos asesinos.

Cuando oímos hablar por primera vez de los pepinos asesinos, hace algunos días, lo primero que se nos ocurrió pensar fue "tendría guasa ir hasta Alemania para que nos mate un pepino patrio". Lo tomamos un poco a broma y pensamos que sería suficiente con evitar la verdura cruda y poco más.
A fecha de hoy, y aunque está sobradamente demostrado que la culpa no es de los pepinos ni de ninguna otra hortaliza española, lo malo es que las autoridades europeas competentes no tienen ni puta idea de cual es el origen del brote y parece que va a más.
Estamos ante algo con lo que no podíamos contar a la hora de preparar este viaje y si bien empezó siendo hasta cómico (pepinos asesinos) se está tornando peligroso. Miles de personas afectadas, sobre todo en el norte de Alemania pero también en otros países europeos (de momento 12), cientos de ellas ingresadas y algunas decenas de muertos. Nadie sabe de dónde ha salido la famosa E. Coli o como se llame y ya se sospecha del agua embotellada, de la leche y no se de cuantas cosas más.
Primero fue el volcán islandés, ahora esto... ¿y luego qué...? ¿Una huelga de controladores? ¿el fin del mundo?
Es difícil decidir ahora mismo lo que vamos a hacer. En principio todo sigue según el plan previsto porque abortar la operación ahora es precipitado ya que aún faltan quince días y puede que en ese tiempo se clarifique la situación, mientras que decidir continuar adelante contra viento y marea es temerario porque en ese tiempo esto se puede haber convertido en una plaga bíblica. Una nueva peste medieval en pleno siglo XXI.
Sencillamente esperaremos.
Dentro de quince días, y según cómo evolucione la cosa, será el momento de decidir qué hacer. Puesto que el material está preparado y disponemos de los días libres, siempre nos quedará hacer otra vez el Camino de Santiago. Los desplazamientos son más sencillos y se pueden planificar de hoy para mañana.
En cualquier caso, si no es ahora será en el futuro, pienso mearme en el Danubio como justa venganza por haber propagado gratuítamente la falacia de que la culpa la tenían las hortalizas españolas. Ese "pepino" si será español.
Y si finalmente toca cancelar el viaje, además, le reclamaremos a la Merkel el importe de los vuelos.
¡Me cago en todos los Nibelungos!

Contratiempos que no falten...

Cuando no es un volcán islandés y su correspondiente nube tóxica, es un complot de hortalizas patrias el que amenaza con arruinarnos el viaje; por no hablar de las huelgas veraniegas de controladores aéreos, que por el momento no han desenterrado el hacha de guerra.¡Y para eso no hay vacuna!
Y hablando de vacunas... recordamos al personal interesado en hacer esta ruta (u otras por Centroeuropa) la conveniencia de vacunarse contra la Encefalitis Centroeuropea. Ayer nos pusieron la segunda dosis, incluída en el pago inicial que ya hicimos, y dentro de un año la tercera.
Por otra parte, y vamos a lo práctico, por fin me han contestado del aeropuerto de Karlsruhe al correo que les envié con un par de consultas.
Me dicen que en el autobús 205, que lleva desde la terminal del aeropuerto hasta la estación de tren de Baden-Baden, se pueden llevar bicicletas (o no), siempre a criterio del señor conductor, pero en número máximo de dos. Como somos tres alguno tendrá que verse solo entre teutones y puede tener miedito así que, buscando, buscando... hemos hallado una solución si cabe más satisfactoria que el tren.
Como decía en una entrada anterior cualquier fórmula de alquiler de coche que implique recogerlo en un país y devolverlo en el otro cuesta cantidades obscenas, pero... ¿Y alquilar dentro de Alemania? Eso no lo habíamos mirado.
Resulta que la combinación de tres es perfecta. Si fuéramos dos o cuatro, o más, resultaría caro un alquiler o haría falta más de un coche pero siendo tres nos cuesta incluso más barato que el tren. Así pues, aunque aún falta debatirlo en Consejo de Sabios, parece que será esta la opción buena. Además ya no vamos sobrados de tiempo.
Un Opel Zafira, donde cabemos tres sentados y las bicis únicamente con la rueda delantera desmontada, recogido en el propio aeropuerto y entregado en Villingen (cerca de Donaueschingen) nos cuesta menos que la combinación autobús + tren y nos permite una mayor libertad de movimiento. Cierto es que obtenemos mejor precio gracias al código promocional que nos facilita la empresa para la que trabajamos, que tiene convenio con Europcar, pero aún sin él nos saldría a cuenta.
Recogemos el coche en el propio aeropuerto de Karlsruhe, lo entregaremos en Villingen y desde allí a Donaueschingen haremos nuestros primeros 12 km en bici por Alemania. Nos ahorramos andar con las bicis arriba y abajo, montándolas y desmontándolas para subirlas en el transporte público. Además ganaremos tiempo. Son sólo ciento y pico kilómetros pero entre trayectos en tren, bus y los necesarios tiempos prudenciales entre uno y otro se nos va tooooooodo el resto del día. Gana el coche por goleada.
Sólo faltan quince días y ya se nota el nerviosismo. Estamos impacientes por emprender la ruta aunque la previsión del tiempo para el primer día en Donaueschingen no sea demasiado halagüeña. Quizá junio no sea el momento más adecuado, pero no nos cuadraban otras fechas.
Confiemos en los hados.

martes, 24 de mayo de 2011

La nube tóxica.

La vida da muchas vueltas. Demasiadas.
Cuando parece que todo está más que encarrilado vienen los hados a tocarnos la funda del escroto.
¡Mira que si al final va y nos revienta el viaje un volcán islandés de nombre impronunciable que está, literalmente, a tomar por el culo! No olvidemos que el año pasado por estas fechas se paralizaron los aeropuertos de toda Europa por este motivo, aunque el nombre de aquel volcán era más chungo y la nube más espesa que ahora. 
No obstante, como faltan aún 24 días, vamos a sacrificar una virgen (si encontramos una) para que todo salga según lo planeado.
Siempre nos quedará la opción de comprar una furgoneta vieja y desplazarnos para allá por carretera para despues pegarle fuego en la cabecera del Danubio y dejarla flotar camino del Mar Negro, como si de un entierro vikingo se tratara.
Mientras esperamos a ver qué nos cuentan en los informativos voy a sacarle las entrañas a un pollo para ver qué nos depara el futuro.
Sigan atentos a sus pantallas.

P.D.
24/Mayo/2011 Cerrados aeropuertos del norte de Alemania.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/nube/ceniza/obliga/cerrar/aeropuertos/norte/Alemania/elpepuint/20110525elpepuint_1/Tes

viernes, 20 de mayo de 2011

¿Problemas con el idioma?

Para salir por ahí es imprescindible saber inglés.
¡Ja!
Pues va a ser que no. 
Me defiendo más que bien en francés, he estudiado algo de italiano, las lenguas muertas propias del Bachillerato y cosas aún más raras. Me he movido por ahí sin hablar checo, magyar o panocho y no se me han comido ni el "Coco" ni el "Hombre del saco". Y no hablo inglés.
¿A cuento de qué es imprescindible el inglés? Mientras no devuelvan Gibraltar no pienso engrosar la cifra de angloparlantes. No les voy a dar el gusto y no me da la gana.
No obstante, cuando empecé a planear esta ruta hace ya más de un año, vi que mis recursos eran insuficientes y, dada mi anglofobia manifiesta e incurable, decidí que quizá podría estudiar alemán. Warum nicht? 
Cruzar el limes y andar entre bárbaros doce días sin más apoyos que una bici, una tienda de campaña y un vuelo de vuelta, cuando fa més de vint anys que tinc vint anys, que diría Serrat, no es cosa de broma. ¡Y sin poción mágica!
Hoy ha terminado el curso en la Escuela de Idiomas y, entre otras cosas, estoy satisfecho. El esfuerzo ha merecido la pena, he aprendido, he disfrutado, parece que puede cuajar alguna amistad duradera y además mi profesora ha dicho "que me ve perfectamente capaz". ¿Que más quieres, alma de cántaro?
Si Danubio 2011 tiene éxito habrá Danubio 2012.
Y si no, también. 
Evidentemente siento un poco de vértigo y me acongoja un tanto saber que allí estaremos vendidos puesto que la comunicación en alemán, con mis conocimientos actuales, es poco menos que imposible si el interlocutor no colabora. Confío en la proverbial amabilidad de las rudas gentes del norte y, por si acaso, antes de partir pediré al druida que sacrifique cincuenta bueyes en honor a la diosa VISA para que nos guarde y nos proteja.
Hay que ser consciente de que uno no "habla" alemán de la noche a la mañana. Eso ya lo remediará el tiempo y el estudio pero, a fecha de hoy, es lo que hay. Así pues, nadie pida peras al olmo. "El que da lo que tiene no está obligado a más," y yo soy el primero en reconocer mis limitaciones. Los milagros en Lourdes.
Sirva esto como toque de atención al resto de la "expedición".
- ¡Eh!
- Si, vosotros...
- Si, si... Juan y Nacho.
- En verdad, en verdad os digo que Angela Merkel y yo estamos intelectualmente tan próximos como mi barrio y Alpha Centauri. Si no nos entendemos con los alemanes, que será lo más fácil, puede que pasemos hambre...
Jajajajaja
De todos modos los idiomas son como los icebergs... sólo se ve una parte. Es muchísima más la información que se puede procesar y mucho más lo que se puede entender que lo que se es capaz de expresar verbalmente. Aunque mis recursos lingüísticos sean muy limitados, soy capaz de entender bastante más que eso. Dentro de un orden, claro está. 
Cada uno es como es y, por mi parte, considero estos meses en la Escuela de Idiomas otra fase de la preparación del viaje, tan importante o más, como lo es elegir el saco de dormir o contratar los vuelos.
Me ha permitido, entre otras cosas, acceder a paginas web antes inaccesibles o solicitar diversas informaciones directamente por correo electronico. Desde el Camping de Donaueschingen, por ejemplo, cuando les pregunté por el tiempo que vamos a encontrar en junio, me contestaron que puede llover, hacer frío o cualquier otra cosa pero que "llevar una chaqueta de más nunca ha matado a nadie".
Toooooma ya. Contestan a la pregunta, ergo... ¡la han entendido!
El mero hecho de poder interpretar un cartel y saber si dice "entrada", "salida" o "prohibido" ya es para mi un triunfo.
Y poder elegir entre carne y pescado, ni te cuento...
Puede que se trate de una falsa sensación de seguridad, pero ayuda a no sentirse desnudo.
Ciertamente tengo el culo apretadito de miedo pero, como todos los retos, éste sólo puede ser superado enfrentándose a él. 
Ya falta menos.
Como alguien me ha dicho hoy... entramos en "modo Danubio".

jueves, 19 de mayo de 2011

Empieza la cuenta atrás.

Ya es 18, así que falta justo un mes.
El próximo 17, salvo fuerza mayor, dormiremos en el Camping Riedsee de Donaueschingen, tras volar desde Valencia y acabar el trayecto en tren.
Tratando de sacar provecho del poco alemán que llevo aprendido este año he hecho una reserva porque, al menos la primera noche, quiero que tengamos claro dónde vamos a dormir.
Esta mañana, además, me contestaron por correo Air Berlín y el Aeropuerto de Munich, confirmándome los unos que no pueden suministrarnos embalaje para las bicis en el vuelo de vuelta, y los otros que en el aeropuerto no hay dónde conseguir una triste caja de cartón. Así, pues, habrá que aguzar el ingenio.
Estos primeros contactos (aunque sean por escrito) en una lengua que hasta hace unos meses me era totalmente extraña son para mi como encuentros en la tercera fase. No deja de ser emocionante pensar que han entendido el mensaje y se han molestado en atenderlo. Mola.
He descubierto una webcam frente al Ayuntamiento del lugar, así que la mañana del 18 nos pasaremos por allí, antes de salir, y nos haremos la ilusión de que al menos nuestras respectivas parientas estarán esperando ver cómo saludamos con la manita y nos marchamos.
"- Míralos... ya se van."
"- Si. Pobrecicos..."
Empiezan los nervios, las prisas, y el ansia por que llegue el día: "me falta nosequé, tengo que comprar nosecuantos, tengo que ir localizando el material, ¿dónde está mi saco de dormir?, este culotte se me ha quedado pequeño... ¡Ah, no! ¡Es que me sobran tres kilos!..."
Estos días me estoy mirando entera una web que aún no conocía y que contiene una barbaridad de información, con mapas interactivos para señalar campings, talleres de bicis, lupanares, etc... No tiene desperdicio, sobre todo por los links internos a las webs de muchas de las localidades por las que vamos a pasar. Es la siguiente: http://www.deutsche-donau.de/. Más que recomendable si estás preparando esta ruta.
Y de momento poco más hay que contar.
Ya falta poco.

viernes, 6 de mayo de 2011

Cómo llegar al Danubio.

Después de darle muuuuuuchas vueltas, y una vez decididos a emprender esta ruta, surge la pregunta del millón de pavos... ¿Y cómo llegamos al Danubio?
Las posibilidades son varias y si la más rápida y cómoda parece, desde un principio, el avión, la primera alternativa valorada ha sido el viaje por carretera, que si bien permite una mayor libertad de movimiento, más flexibilidad en cuanto a fechas y poder alargar o acortar la expedición a placer, ofrece en contra el inconveniente de la duración del viaje.
En nuestro caso, desde Valencia, implicaba 1.500 km y demasiadas horas de carretera. El gasto en combustible y peajes que calculamos era considerable pero, no obstante, el hecho de poder ir los tres con nuestras bicis compartiendo gastos lo hacía atractivo. Surgieron dudas razonables a la hora de decidir qué hacíamos con el coche, si dejarlo en Donaueschingen para volver desde Passau en tren, si llevarlo primero al final para encontrarlo allí a nuestra llegada o dejarlo a mitad de camino. En cualquier caso se pierde un día adicional y no andamos sobrados.
Finalmente, y pensándolo mejor, preferimos evitar riesgos innecesarios. La fatiga acumulada durante la ruta nos puede pasar factura a la hora de emprender el viaje de vuelta por carretera.
En cualquier caso, si uno se inclina por esta alternativa, el problema de dónde dejar el coche en Donaueschingen (o en cualquier otro punto de Alemania) queda resuelto en esta página: parkings gratuitos. De nada.
La combinación de trenes de diversas compañías nacionales desde España hasta Alemania, llevando consigo la bicicleta, puede ser válida si salvamos el primer escollo: Renfe. Desde Barcelona hay combinaciones pero en cualquier caso es complicado y además sale caro.
Alquilar un coche aquí para devolverlo allí sale por un precio obsceno sea cual sea la combinación que quieras manejar. Es más barato comprar una furgoneta vieja y luego pegarle fuego en Alemania, repitiendo la operación a la vuelta.
Respecto al avión, todo depende de las fechas elegidas, de si hay o no vuelo directo desde la ciudad de donde uno parta y de la compañía aérea. Desde aquí, y en las fechas elegidas, la mejor combinación ha resultado ser: vuelo directo de Valencia a Karlsruhe/Baden-Baden con Air Berlín, y luego desde allí a Donaueschingen en tren. Volvemos con la misma compañía desde München, previo trayecto en tren desde Passau.
Empleamos un día en el viaje de ida y otro en el de vuelta. 
Otros aeropuertos cercanos al punto de partida son: Friedrichshafen y Stuttgart en Alemania, el aeropuerto internacional franco-germano-suizo de Basel o el francés de Strasbourg. Hay quien empieza a pedalear en Basel, atravesando la Selva Negra, hasta Donaueschingen. Es otra opción.  
Memmingen queda a mitad de camino y puede servir tanto para llegar como para salir, según precios. Y para la vuelta, los aeropuertos más cercanos a Passau son el alemán de München y los austríacos de Salzburg y Linz.
Si bien la compañía de ferrocarriles alemanes Bahn ofrece todas las facilidades del mundo mundial para embarcar con la bici, antes de sacar billetes hay que comprobar muy bien cual es la estación correspondiente y concederse márgenes de tiempo más que razonables.
Nosotros casi metemos la pata porque, aunque hayan tenido la feliz idea de llamar al aeropuerto Karlsruhe Baden-Baden, ¡ojo, son dos sitios distintooooos! Entre el aeropuerto de Karlsruhe y la estación de Baden-Baden hay 15 km que se deben cubrir con el autobus 205 (doce minutos), en taxi o en la propia bici.
Así pues, hay que comprobar siempre (sobre plano) la situación de la terminal y de la estación, teniendo presentes los tiempos necesarios para bajar del avión, poner cara de bobo, encontrar el equipaje y la bici, encontrar el autobús, repetir lo de la cara de bobo en la estación, sin perder de vista que no llevas un maletín y un paraguas sino unas alforjas y una bici en una caja, que tienes que montar todavía no sabemos si antes de subir al autobús o al bajar de él.
Disponemos de diez días efectivos, tiempo de sobra para cubrir la distancia entre los puntos A y B pero, si nos quedamos cortos, la red ferroviaria es suficientemente extensa para llegar a Munich, con facilidad, desde donde nos encontremos.
Todo lo que ahora aún no sabemos, y que sin duda iremos descubriendo, lo contaremos a la vuelta. Seguro que a alguien le vendrá bien.



lunes, 2 de mayo de 2011

Transportar la bici en avión.

En Donaueschingen, y a lo largo de toda la ruta, existe la posibilidad de alquilar bicicletas que se pueden devolver en diversos puntos de la ruta del Danubio alemán, pero nosotros vamos a llevar las nuestras. ¿Por qué?
Porque tu bici siempre será "tu" bici. Más buena o más mala ya conoce tu culo y estás acostumbrado a ella. Por muy buena que pueda ser una bibicleta alquilada, puede no estar bien ajustada, no ser de tu talla, no adaptarse bien a ti... Mil cosas.
Y pasarse diez días (o los que sean) sobre una bicicleta extraña a la que no acabas de coger el tranquillo puede convertirse en una pesadilla.
Otra razón es el precio del alquiler. Se alquilan, si, pero son caras.
Si dejamos de lado el asunto del embalaje (muy engorroso) y del transporte hasta el aeropuerto con la bici dentro de la caja (también muy engorroso), es la opción más barata. Air Berlin, por ejemplo, nos cobra 25 € por bicicleta, debidamente embaladas, y un peso máximo de 30 Kg.
Consideraciones previas:
- la bicicleta debe ir con los pedales quitados y/o enroscados hacia adentro
- las ruedas deben ir deshinchadas para que no revienten en la bodega del avión por la diferencia de presiones (o eso dicen)
- el manillar debe ir desmontado o girado en posición paralela al cuadro.
Así pues sólo queda buscar una caja adecuada y transformarla según nuestra necesidad.
El proceso seguido se explica a continuación: (este es un primer ensayo, susceptible de mejora)

Esta es una caja grande de bicicleta, recortada al tamaño adecuado para el bulto que hace mi bicicleta una vez desmontada. La caja, en origen, era más alta y más larga pero también más estrecha.

Y esta es la bicicleta desmontada y reducida a su mínima expresión.
Téngase en cuenta que es una híbrida con ruedas de 28" y freno de disco en lugar de 26", lo que dificulta un tanto el proceso. 
Por el otro lado:
 ¿Cómo hemos compactado la bicicleta?
Sacamos las dos ruedas y las colocamos de la siguiente manera:
- la rueda delantera detrás, por el lado de los cambios de platos y piñones, que quedan así al aire y protegidos por la rueda. Los cambios tienen que estar en la posición que permite a los cables estar más flojos, es decir, situados en plato pequeño y piñón pequeño, para evitar desajustes por golpes durante el transporte. Hay quien prefiere poner el cambio en los piñones altos para que  esté más replegado sobre sí mismo y por tanto menos expuesto a un mal golpe.
Si hay manera de poner la rueda de forma que el disco de freno (si es el caso) quede por dentro, mejor que mejor. En mi caso no ha sido posible por la peculiar forma del cuadro y el disco de freno queda por fuera porque por dentro no cabe. Requerirá protección adicional.
El sillín lo hemos bajado hasta apoyarse sobre la rueda para garantizar a ésta una posición más firme y el portabultos lo hemos aflojado inclinándolo hacia adelante, con lo cual acortamos la longitud total del paquete más de un palmo.
Sujetamos fuertemente la rueda previamente deshinchada, aunque no totalmente, mediante bridas, a la horquilla trasera, la biela, el sillín, el portabultos y la barra alta de la bici.

- la rueda trasera la colocamos delante, y por el lado contrario a la primera. De esta manera el grupo de piñones queda hacia adentro entre la barra baja y la horquilla y, por tanto, también protegido.
Sujetamos mediante bridas a la horquilla (que queda en paralelo al cuadro), a las barras, a la biela y a la potencia del manillar. Mejor poner bridas de más que dejarlo suelto.
Los pedales los hemos quitado pero no los enroscamos hacia adentro, para que no molesten, sino que irán sujetos con presillas a un lugar libre cualquiera del cuadro.
 La horquilla la he colocado en paralelo al cuadro y las ruedas, y como en esta bici se puede desmontar el manillar sin necesidad de sacar la potencia, lo colocamos sobre la barra alta del cuadro y así protegemos manetas de frenos y cambios. (Llevo, además, un pequeño timbre para espantar transeúntes y un retrovisor para ver kamikazes). No hay necesidad de aflojar ningún cable.
 Obtenemos un paquete compacto, con una rueda por cada lado y los elementos sensibles protegidos, como este: 
           






 Detalle del grupo de piñones a resguardo entre la horquilla y la barra.
Este es el bulto que hace al final la bicicleta. Cabe perfectamente en una caja de 30 cm. de ancho y 85 de altura.
 Protegemos con cartón el cambio de piñones y bajo éste colocamos uno de nuestros bidones, como medida adicional ante un mal golpe. Porque en el embarque van a golpear la bici tan seguro como que no hay dios. Con cartón protegemos el disco de freno, si se tercia.

 Y el elemento de frenado de disco, en la horquilla delantera, lo protegemos de igual manera.
Colocamos cartón rodeando el manillar, con sus manetas, palancas de cambio, timbres, etc... como medida adicional.
Situamos el invento sobre plástico de bolitas, para poder envolver después, y aprovechamos los huecos que nos quedan para colocar las alforjas vacías, la colchoneta autohinchable, el saco o la almohada, etc...
Envolvemos y vamos a la otra rueda. Seguimos aprovechando huecos para colocar la bolsa de manillar, la tienda de campaña, y algún que otro pequeño bulto. De antemano hemos colocado en su lugar la bomba, la bolsa de sillín y, agarrados donde se pueda con cinta de precinto, las luces delantera y trasera.

Deberíamos conseguir un paquete compacto y bien asegurado con este aspecto. Recuérdese que el bulto, según compañías aéreas, tiene el peso limitado. En el caso de Air Berlín son 30 Kg. (bici, embalaje y lo que metamos dentro) 
Y a la caja.
                                            

Si el paquete lo permite, en el espacio que pueda quedar arriba de la bici, podremos colocar algo de ropa y poco más. Si aún no alcanzamos el peso máximo podemos rellenar algún hueco, como medida adicional de seguridad, con trozos de cartón enrollado, porexpan, etc.... Y aún así es más que probable que alguna parte de la bici no llegue sana a destino.

Tutoriales consultados en internet acerca de como embalar una bici, se refieren a bicicletas de montaña con ruedas de 26", que entrañan menos dificultad. Ambas ruedas pueden situarse en el mismo lado del cuadro, protegiendo cambio de platos y piñones y además no sobresalen por delante y detrás del cuadro.
Bici rara... embalaje raro. Las ruedas grandes tambien tienen sus inconvenientes. ¿Que le vamos a hacer?
Por cierto, se trata de una Triban Trail 7 con ruedas de 28", freno de disco delantero y horquilla con suspensión, comprada hace varios años en Decathlon. Una buena bici, normalita y nada cara, sin ser nada del otro mundo.
Continuará...


miércoles, 20 de abril de 2011

Bueno... ¿y cual es el plan?

Sencillo.
Volamos a Alemania, pedaleamos desde Donaueschingen a Passau y volvemos por donde hemos ido. O al menos esa es la idea.
Sólo disponemos de doce días y dos se pierden en ir y venir en función de la localización de los aeropuertos y los horarios de los vuelos. Ese capítulo aún no está cerrado.
La intención es pedalear a lo largo del Danubio siguiendo su curso, desde su nacimiento en Donaueschingen, muy cerca de la Selva Negra, hasta Passau, prácticamente en la frontera austríaca. Unos 600 kilómetros, así, a bulto.
Si no llegamos hasta ese punto no pasa nada… Donde se nos acaben los días disponibles ponemos punto y final y enfilamos hacia el aeropuerto. Y si vamos sobrados y podemos dejar atrás Passau, más de lo mismo, pero desde Austria. De hecho hay un par de cosas interesantes que ver un poco más allá de la frontera.
El único objetivo de esta expedición es hacer algo distinto, sano y divertido, pasarlo bien y desconectar un poco, que nuestras vidas, a veces, se tornan aburridas y monótonas a fuerza de rutina.
A lo largo de estos días sólo observaremos las siguientes reglas:
  • Viajamos juntos y al ritmo del más lento. Esto no es negociable.
  • Ni tenemos prisa ni es una carrera. Lo mejor del viaje es el camino.
  • Queda prohibido silbar la cancioncilla de "Verano Azul".
  • Se come cuando hay hambre y se duerme temprano, que hay que madrugar.
  • Si hay cerveza ¡bebamos! Si no la hay... ¡busquémosla!
Si a lo largo de la ruta encontramos la manera de poder acceder a internet, (en campings, hoteles, cibercafés o similar) trataremos de ir actualizando este blog con algún comentario y quizá alguna fotografía por aquello de alimentar el morbo de los que nos puedan estar siguiendo, pero esto no va a ser ni una prioridad ni una obligación.
Habrá tiempo a la vuelta para hacer eso, detallando absolutamente todo aquello que recordemos y aportando fotografías, ya que lo único que se persigue con este blog es actualizar información que, en ocasiones desfasada, he encontrado dispersa en otros muchos blogs similares de quienes hicieron antes esta ruta, y quizá aportar información nueva, nuevas ideas o simplemente dejar claro que esto lo puede hacer cualquiera.
Hemos buscado mucho en internet y afortunadamente, gracias a la generosidad de otros, hemos encontrado mucha. Si nos hemos aprovechado del esfuerzo de los demás por aportar información justo es aportar nuestro grano de arena para ayudar a otros.
Aquellos que no tengáis nada mejor que hacer que perder el tiempo leyendo este blog, (por amistad, envidia, morbo o simple curiosidad) podéis dejar algún comentario o votar (podéis hacerlo al final de cada entrada: estaís locos, os rajáis, mola). Nos hará ilusión y será divertido leerlos. O no.
Si alguno/a se anima se admiten nuevos componentes. De momento somos tres y aún esperamos a Pipo, (a ver si Banesto, las piedras de su riñón y su contraria le dejan venir), pero admitiríamos alguno más. Uno o dos. Más de cinco pareceríamos una romería.
Y como seguimos de pruebas vamos a publicar esta entrada no desde Blogger sino enviándola directamente por correo electrónico.

 Saludos danubianos.


P.S.
Editado noviembre 2014

lunes, 18 de abril de 2011

¿Qué necesitamos? La lista.

Bueno, pues sólo faltan dos meses.
Ya nos vacunamos contra la Encefalitis Centroeuropea y no fue tan grave: no es en el culo sino en el brazo. Cuesta 18 euros (una sola vez) y se administra en tres dosis: la segunda al cabo de un mes y la última a los seis meses. Imprescindible. Por lo visto allí está en el calendario obligatorio de vacunas.
Por otro lado, de momento, ya somos tres. Damos la bienvenida a Nacho, que se va a meter en este "fregao", y seguimos pendientes de que a Pipo le dejen su parienta y las piedras del riñón, ya que Banesto aún no tiene intención de prejubilarle.
Hoy publicaremos la lista de material necesario para una escapada como esta, básicamente el mismo que sería necesario en el Camino de Santiago (aunque allí normalmente vas sin material de acampada). Conforme la revisemos iré editando esta entrada para corregir y/o modificar la lista. Por el momento es la siguiente:

La bici. (evidente... ¿no?)  
Equipamiento bici.
La bici debería ir equipada con: bolsa de manillar (preferible que se pueda llevar también en bandolera), bomba de aire, bidón (mejor 2), alforjas con su soporte y funda protectora, un par de pulpos, cadena y/o candadofoco delantero (hará también las veces de linterna), luz roja trasera y timbre. Imprescindible caballete.
Bolsa de sillín.
Pequeña bolsa que se coloca bajo el sillín en la que meteremos: kit de herramientas, tronchacadenas y eslabones de cadena, repuestos (cámara, zapatas, cable de freno, pinzas de alforja) parches, manta térmica, un par de guantes de látex y un trapito.
No es necesario que todos los integrantes del grupo repitan elementos pero habría que añadir cualquier herramienta que, en casos concretos y bicis concretas, sea imprescindible para, por ejemplo, desmontar un pedal (llave 14/15) o regular un cambio.
Vestuario.
Casco y guantes, chaleco reflectante (opcional), botas ligeras de trecking y/o zapatillas, camisetas ciclista, culotte largo y/o corto, chandal completo o pantalón desmontable (para ir decentes a cenar, a la Ópera, a sacar al compañero de comisaría o visitar iglesias y castillos), chubasquero dos piezas, forro polar, calcetines y calzoncillos (los hay desechables), chancletas (si no queréis coger algo en los pies en las duchas de camping) y una camiseta térmica por si hace mucho frío. En caso de muuuuuuuuuuucho frío el papel de periódico entre la camiseta y el forro polar es mano de santo y más barato que el Gore-Tex..
Y un bañador porque, tan seguro como que no hay Dios, me voy a bañar en el Danubio.
(Nota noviembre 2014: ¡ni de coña! ¡qué sucio!)
Higiene.
Cepillo de dientes y pasta, gel/champú pequeño (se repone fácilmente en aseos de gasolineras y bares), peine, desodorante, protector solar, toalla de gamuza, toallitas humedas de wc (limpian mejor que el papel higiénico y sirven para otras cosas) y limpiamanos sin agua. Los ingenuos o los muy optimistas pueden llevar, además, preservativos.
Para el camping.
Tienda individual (ventaja: duermes solo; inconveniente: más peso) o para cada dos (ventaja: menos peso y más calor humano; inconveniente: pies, pedos, ronquidos y eructos de otro), saco de dormir, saco de tela de sabana (opcional) para ganar algunos grados de confort al saco de dormir, almohada y colchoneta, cubierto de campaña, plato y vaso de aluminio, hornillo de cartuchos de gas (uno pequeño para todos), cacharro de aluminio para cocinar y/o hacer ensaladas (uno para todos si es grande) estropajo, detergente pequeño (se repone en los mismos sitios que el gel), algunas bolsas de plástico, cerillas, algunas pinzas mini, un trozo de jabón Lagarto y un cordel.
Utensilios varios.
Navaja pequeña, ladrón de enchufe, papel y boli, sobrecitos de sal del McDonals, alguna barrita energética y unos sobres de azucar. También echaremos en las alforjas un rollo de cinta de precinto (que facilitará el embalaje de vuelta con cualquier material que se ponga a nuestro alcance), un rollo pequeño de cinta americana (hace milagros y sirve para todo), algunas bridas y aceite o spray de teflón.
Imprescindible.
DNI, tarjeta sanitaria europea (y si lo tienes, de tu seguro privado), certificado vacunación encefalitis, billetes de tren, alquiler coche o vuelos, tarjetas de crédito, dinero suelto, móvil y su cargador, cámara de fotos y su cargador, gafas de sol, guía de conversación (opcional) y mapas de ruta.
Botiquín.
Tijeritas, venda normal, analgésico (paracetamol), antiinflamatorio (Radio Salil o similar...), antidiarreico (Fortasec o similar), algo para cortar el vómito (Primperan o similar), gasas, tiritas y repelente de insectos (hay que mirar uno bueno, que en el Danubio hay mosquitos como caballos). El mejor que he encontrado es Lifesystems Expedition 100 plus
Cualquier otra cosa sobra. El que quiera escuchar música se puede llevar el MP3, iPod o similar, pero es un crimen ir escuchando sabe dios el qué, mientras se atraviesan bellos paisajes y se puede gozar del canto de las tiernas avecillas, del olor a estiercol o del más absoluto silencio, que a veces no viene mal. Tampoco suele haber tiempo para la lectura... Olvídate de los libros, que estás con amigos. ¡Bebe cerveza y ríe!
Lo que necesitemos sobre la marcha se puede adquirir en los establecimientos que nos vayamos encontrando. El plan es desayunar en el camping u hotel, comprar en supermercados por la mañana y hacer pasta con tomate, latas de precocinados, bocadillos o ensaladas al mediodía y cenar como las personas por la noche. O al revés, preparar cenas en el camping pero al mediodía comer de menú en ruta, sentados como las personas.
Cervezas las que hagan falta: ahora paro aquí, ahora paro allá... que el camino es largo.
Gel, desodorante, etc... siempre pequeños.
Definición de pequeño: pequeña es aquella botellita no superior a 100 ml, que es lo que dejan subir en los aviones, y que escondida en el bolsillo puede reponerse facilmente con jabón en aseos de bares y gasolineras. Sirven perfectamente las que solemos robar en los hoteles. Si, no pongas esa cara... ¡Tu también las robas!
¡Es que mi bici pesa muchooo! Ya... y la mía también. Como no somos ricos, es lo que hay...Pero sirve igual.
Una bici normal, mixta o de montaña pesará, según lo que te hayas gastado, entre 15 y 17 kilos (si pesa menos ya hablamos de bicis caras), más el soporte y las alforjas. Éstas no deberían contener más allá del peso imprescindible. Teniendo en cuenta que la ruta no es, ni de lejos, tan exigente como, por ejemplo, el Camino de Santiago, que el recorrido es básicamente llano y llevamos cosas que en otras rutas no harían falta, quizá unos diez o doce kilos. El peso aquí no es tan determinante. Para el Camino de Santiago, por ejemplo, pueden ser suficientes seis o siete kilos.
La mayoría de compañías aéreas limitan entre 20 y 30 kilos el peso de la bicicleta y exigen embalaje, así que, si se trata de compañías baratas, habrá que repartir el material entre una alforja con lo imprescindible y más pesado para llevarla como equipaje de mano y el resto dentro de la caja junto con la bici sin superar el tope de peso permitido. Así pues, no podemos llevar nada de sobra, que luego hay que cargar con ello por todo el sur de Alemania.
En nuestro caso viajaremos con Air Berlín, que incluye en el precio del vuelo 20 kg de equipaje gratis, así que no hay tanta necesidad de aprovechar la caja de la bici para meter cosas y podemos centrarnos más bien en que el embalaje sea resistente y la máquina vaya bien protegida. 
Respecto al vestuario, no vamos a la Pasarela Cibeles, así que mejor ceñirse a la lista. Nada de vaqueros que no vamos a utilizar y pesan y ocupan mucho, o camisas floreadas. Ropa cómoda, resistente y ligera, a ser posible prendas técnicas que se puedan lavar en un charco, en un río o en un camping y podamos secar al aire, sobre la marcha, colgadas en la bici. Y algo de abrigo tanto para el frío como para la lluvia. Se puede pasear perfectamente por una ciudad, tomar una cerveza en una terraza o visitar un monumento, iglesia, etc... en chandal. Eso si, que esté limpio para no parecer pordioseros.
¿Y nos vamos a llevar material de camping en vez de buscar habitaciones u hoteles? Si.
¿Por qué? Porque a pesar de que la oferta es inmensa y no parece que haya problema para encontrar alojamiento, mola más y tiene más traza de aventura acampar que tirar de VISA.
Pero... ¿y si hace frío o llueve? ¡Vaya pregunta! Entonces si, tiramos de plástico y dormimos a cubierto. No obstante, y aunque la intención fuera otra, el material de acampada nos puede sacar de cualquier apuro, permite parar ante una emergencia donde el cuerpo diga ¡basta! y si el tiempo acompaña siempre será la opción más barata.
El jueves nos reunimos en Consejo de Sabios para ultimar detalles del viaje de ida y vuelta y reservar los vuelos.
¡Seguiremos informando!


P.S.
Editado noviembre 2014

jueves, 17 de marzo de 2011

Lo primero... vacunarse.

¿Vacunarse? ¿Por qué? ¿Es que hay fiebre amarilla, dengue o malaria? Alemania, por el momento, no está en el trópico...
No, no está en el trópico... pero hay que vacunarse. Si no imprescindible, al menos es recomendable.
Toda Centroeuropa, incluída Alemania, es zona endémica de una clase de garrapata que, de estar infectada, puede transmitir Encefalitis Centroeuropea.
Esta enfermedad, de origen vírico, se transmite por picadura de garrapatas infectadas y, ocasionalmente, por consumo de lácteos no higienizados o leche cruda. Presenta síntomas iniciales parecidos a los de la gripe y puede evolucionar hacia parálisis, dejando secuelas permanentes en los casos más graves, e incluso provocar la muerte.
Así que la cosa no es como para tomarla a broma. Se puede evitar la picadura usando calzado cerrado y pantalón largo, en el caso de los excursionistas, o corriendo más que ellas en nuestro caso, que vamos a ir en bici.
¿Cuándo vacunarse? Como muy tarde empezar dos meses antes ya que son varias dosis. En el culo, creo.
¿Dónde? en los Centros de Vacunación Internacional. Tienes uno suficientemente cerca. Seguro.
He llamado a Sanidad Exterior, en el Puerto de Valencia, y me han explicado que debo pedir cita, pasar una entrevista con sus propios médicos y en el día te llevas puesta la primera dosis. A la pregunta de si hacía falta pasar previamente por el médico de cabecera o algo parecido me han respondido que no es necesario.
Tendría guasa ir tan lejos a desconectar para volver medio tonto.
- ¿Qué ta pasaoooo?
- Na. Gñgñgñgñ. Que ma picaun bicho mu chungo.
El que avisa no es traidor. Si pretendes emular nuestra gesta, cuidadín con el bicho.


P.S.
Editado noviembre 2014.
La vacuna no es gratuita, creo recordar que fueron 18 euros y cubre las tres dosis, a saber: la inicial, al mes y al año. Por lo visto es obligatoria en el calendario de vacunaciones alemán.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Danubio 2011

Bueno... sirva esta entrada como inauguración y prueba del blog.
Pues eso... que nos vamos a correr una aventura.
¿A donde? al Danubio alemán.
¿Cuando? este verano. Lógicamente hay una fecha prevista pero no vamos a cacarearla mucho (todavía) por si toca cambiarla.
¿Quienes? si no pasa nada Juan Chelet y un servidor, Luis López. Y si se jubila a tiempo y la parienta le deja, también mi amigo Pipo, que sin él esto no va a ser lo mismo. Y si los dos se rajan... pues yo sólo. Pero ójala al final seamos tres.
¿Y por qué al Danubio? Pues porque es llano y yo ya estoy mayor para andar trepando, para practicar mi alemán (más bien estrenarlo), porque el Camino de Santiago ya lo he hecho, para beber cerveza, para llorar la irreparable pérdida del pulpo Paul... ¡Yo que se!
Aquí iremos colgando lo que se nos pase por la cabeza, preparativos, planes, fechas, materiales necesarios, etapas, cosas y, ya en ruta, lo que se pueda (si se puede) cuando haya internet a mano. Se admiten sugerencias y comentarios, que podéis dejar al final de cada entrada.
De todos modos no creo que este blog lo vaya a seguir mucha gente, salvo cuatro amigos o compañeros de trabajo, más que nada para ver si al final se va todo a la mierda y nos quedamos en tierra, que la gente, a veces, es así de capulla.
Pero vamos a dejarlo aquí, de momento, porque ahora se trataba tan sólo de poner en marcha el blog.
Hasta la próxima.