Cuando no es un volcán islandés y su correspondiente nube tóxica, es un complot de hortalizas patrias el que amenaza con arruinarnos el viaje; por no hablar de las huelgas veraniegas de controladores aéreos, que por el momento no han desenterrado el hacha de guerra.¡Y para eso no hay vacuna!
Y hablando de vacunas... recordamos al personal interesado en hacer esta ruta (u otras por Centroeuropa) la conveniencia de vacunarse contra la Encefalitis Centroeuropea. Ayer nos pusieron la segunda dosis, incluída en el pago inicial que ya hicimos, y dentro de un año la tercera.
Por otra parte, y vamos a lo práctico, por fin me han contestado del aeropuerto de Karlsruhe al correo que les envié con un par de consultas.
Me dicen que en el autobús 205, que lleva desde la terminal del aeropuerto hasta la estación de tren de Baden-Baden, se pueden llevar bicicletas (o no), siempre a criterio del señor conductor, pero en número máximo de dos. Como somos tres alguno tendrá que verse solo entre teutones y puede tener miedito así que, buscando, buscando... hemos hallado una solución si cabe más satisfactoria que el tren.
Como decía en una entrada anterior cualquier fórmula de alquiler de coche que implique recogerlo en un país y devolverlo en el otro cuesta cantidades obscenas, pero... ¿Y alquilar dentro de Alemania? Eso no lo habíamos mirado.
Resulta que la combinación de tres es perfecta. Si fuéramos dos o cuatro, o más, resultaría caro un alquiler o haría falta más de un coche pero siendo tres nos cuesta incluso más barato que el tren. Así pues, aunque aún falta debatirlo en Consejo de Sabios, parece que será esta la opción buena. Además ya no vamos sobrados de tiempo.
Un Opel Zafira, donde cabemos tres sentados y las bicis únicamente con la rueda delantera desmontada, recogido en el propio aeropuerto y entregado en Villingen (cerca de Donaueschingen) nos cuesta menos que la combinación autobús + tren y nos permite una mayor libertad de movimiento. Cierto es que obtenemos mejor precio gracias al código promocional que nos facilita la empresa para la que trabajamos, que tiene convenio con Europcar, pero aún sin él nos saldría a cuenta.
Recogemos el coche en el propio aeropuerto de Karlsruhe, lo entregaremos en Villingen y desde allí a Donaueschingen haremos nuestros primeros 12 km en bici por Alemania. Nos ahorramos andar con las bicis arriba y abajo, montándolas y desmontándolas para subirlas en el transporte público. Además ganaremos tiempo. Son sólo ciento y pico kilómetros pero entre trayectos en tren, bus y los necesarios tiempos prudenciales entre uno y otro se nos va tooooooodo el resto del día. Gana el coche por goleada.
Sólo faltan quince días y ya se nota el nerviosismo. Estamos impacientes por emprender la ruta aunque la previsión del tiempo para el primer día en Donaueschingen no sea demasiado halagüeña. Quizá junio no sea el momento más adecuado, pero no nos cuadraban otras fechas.
Confiemos en los hados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario