Danubio 2011

Donaueschingen-Passau
Junio 2011
10 días de ruta en bicicleta y 600 km siguiendo el curso del Danubio alemán.


martes, 24 de mayo de 2011

La nube tóxica.

La vida da muchas vueltas. Demasiadas.
Cuando parece que todo está más que encarrilado vienen los hados a tocarnos la funda del escroto.
¡Mira que si al final va y nos revienta el viaje un volcán islandés de nombre impronunciable que está, literalmente, a tomar por el culo! No olvidemos que el año pasado por estas fechas se paralizaron los aeropuertos de toda Europa por este motivo, aunque el nombre de aquel volcán era más chungo y la nube más espesa que ahora. 
No obstante, como faltan aún 24 días, vamos a sacrificar una virgen (si encontramos una) para que todo salga según lo planeado.
Siempre nos quedará la opción de comprar una furgoneta vieja y desplazarnos para allá por carretera para despues pegarle fuego en la cabecera del Danubio y dejarla flotar camino del Mar Negro, como si de un entierro vikingo se tratara.
Mientras esperamos a ver qué nos cuentan en los informativos voy a sacarle las entrañas a un pollo para ver qué nos depara el futuro.
Sigan atentos a sus pantallas.

P.D.
24/Mayo/2011 Cerrados aeropuertos del norte de Alemania.
http://www.elpais.com/articulo/internacional/nube/ceniza/obliga/cerrar/aeropuertos/norte/Alemania/elpepuint/20110525elpepuint_1/Tes

viernes, 20 de mayo de 2011

¿Problemas con el idioma?

Para salir por ahí es imprescindible saber inglés.
¡Ja!
Pues va a ser que no. 
Me defiendo más que bien en francés, he estudiado algo de italiano, las lenguas muertas propias del Bachillerato y cosas aún más raras. Me he movido por ahí sin hablar checo, magyar o panocho y no se me han comido ni el "Coco" ni el "Hombre del saco". Y no hablo inglés.
¿A cuento de qué es imprescindible el inglés? Mientras no devuelvan Gibraltar no pienso engrosar la cifra de angloparlantes. No les voy a dar el gusto y no me da la gana.
No obstante, cuando empecé a planear esta ruta hace ya más de un año, vi que mis recursos eran insuficientes y, dada mi anglofobia manifiesta e incurable, decidí que quizá podría estudiar alemán. Warum nicht? 
Cruzar el limes y andar entre bárbaros doce días sin más apoyos que una bici, una tienda de campaña y un vuelo de vuelta, cuando fa més de vint anys que tinc vint anys, que diría Serrat, no es cosa de broma. ¡Y sin poción mágica!
Hoy ha terminado el curso en la Escuela de Idiomas y, entre otras cosas, estoy satisfecho. El esfuerzo ha merecido la pena, he aprendido, he disfrutado, parece que puede cuajar alguna amistad duradera y además mi profesora ha dicho "que me ve perfectamente capaz". ¿Que más quieres, alma de cántaro?
Si Danubio 2011 tiene éxito habrá Danubio 2012.
Y si no, también. 
Evidentemente siento un poco de vértigo y me acongoja un tanto saber que allí estaremos vendidos puesto que la comunicación en alemán, con mis conocimientos actuales, es poco menos que imposible si el interlocutor no colabora. Confío en la proverbial amabilidad de las rudas gentes del norte y, por si acaso, antes de partir pediré al druida que sacrifique cincuenta bueyes en honor a la diosa VISA para que nos guarde y nos proteja.
Hay que ser consciente de que uno no "habla" alemán de la noche a la mañana. Eso ya lo remediará el tiempo y el estudio pero, a fecha de hoy, es lo que hay. Así pues, nadie pida peras al olmo. "El que da lo que tiene no está obligado a más," y yo soy el primero en reconocer mis limitaciones. Los milagros en Lourdes.
Sirva esto como toque de atención al resto de la "expedición".
- ¡Eh!
- Si, vosotros...
- Si, si... Juan y Nacho.
- En verdad, en verdad os digo que Angela Merkel y yo estamos intelectualmente tan próximos como mi barrio y Alpha Centauri. Si no nos entendemos con los alemanes, que será lo más fácil, puede que pasemos hambre...
Jajajajaja
De todos modos los idiomas son como los icebergs... sólo se ve una parte. Es muchísima más la información que se puede procesar y mucho más lo que se puede entender que lo que se es capaz de expresar verbalmente. Aunque mis recursos lingüísticos sean muy limitados, soy capaz de entender bastante más que eso. Dentro de un orden, claro está. 
Cada uno es como es y, por mi parte, considero estos meses en la Escuela de Idiomas otra fase de la preparación del viaje, tan importante o más, como lo es elegir el saco de dormir o contratar los vuelos.
Me ha permitido, entre otras cosas, acceder a paginas web antes inaccesibles o solicitar diversas informaciones directamente por correo electronico. Desde el Camping de Donaueschingen, por ejemplo, cuando les pregunté por el tiempo que vamos a encontrar en junio, me contestaron que puede llover, hacer frío o cualquier otra cosa pero que "llevar una chaqueta de más nunca ha matado a nadie".
Toooooma ya. Contestan a la pregunta, ergo... ¡la han entendido!
El mero hecho de poder interpretar un cartel y saber si dice "entrada", "salida" o "prohibido" ya es para mi un triunfo.
Y poder elegir entre carne y pescado, ni te cuento...
Puede que se trate de una falsa sensación de seguridad, pero ayuda a no sentirse desnudo.
Ciertamente tengo el culo apretadito de miedo pero, como todos los retos, éste sólo puede ser superado enfrentándose a él. 
Ya falta menos.
Como alguien me ha dicho hoy... entramos en "modo Danubio".

jueves, 19 de mayo de 2011

Empieza la cuenta atrás.

Ya es 18, así que falta justo un mes.
El próximo 17, salvo fuerza mayor, dormiremos en el Camping Riedsee de Donaueschingen, tras volar desde Valencia y acabar el trayecto en tren.
Tratando de sacar provecho del poco alemán que llevo aprendido este año he hecho una reserva porque, al menos la primera noche, quiero que tengamos claro dónde vamos a dormir.
Esta mañana, además, me contestaron por correo Air Berlín y el Aeropuerto de Munich, confirmándome los unos que no pueden suministrarnos embalaje para las bicis en el vuelo de vuelta, y los otros que en el aeropuerto no hay dónde conseguir una triste caja de cartón. Así, pues, habrá que aguzar el ingenio.
Estos primeros contactos (aunque sean por escrito) en una lengua que hasta hace unos meses me era totalmente extraña son para mi como encuentros en la tercera fase. No deja de ser emocionante pensar que han entendido el mensaje y se han molestado en atenderlo. Mola.
He descubierto una webcam frente al Ayuntamiento del lugar, así que la mañana del 18 nos pasaremos por allí, antes de salir, y nos haremos la ilusión de que al menos nuestras respectivas parientas estarán esperando ver cómo saludamos con la manita y nos marchamos.
"- Míralos... ya se van."
"- Si. Pobrecicos..."
Empiezan los nervios, las prisas, y el ansia por que llegue el día: "me falta nosequé, tengo que comprar nosecuantos, tengo que ir localizando el material, ¿dónde está mi saco de dormir?, este culotte se me ha quedado pequeño... ¡Ah, no! ¡Es que me sobran tres kilos!..."
Estos días me estoy mirando entera una web que aún no conocía y que contiene una barbaridad de información, con mapas interactivos para señalar campings, talleres de bicis, lupanares, etc... No tiene desperdicio, sobre todo por los links internos a las webs de muchas de las localidades por las que vamos a pasar. Es la siguiente: http://www.deutsche-donau.de/. Más que recomendable si estás preparando esta ruta.
Y de momento poco más hay que contar.
Ya falta poco.

viernes, 6 de mayo de 2011

Cómo llegar al Danubio.

Después de darle muuuuuuchas vueltas, y una vez decididos a emprender esta ruta, surge la pregunta del millón de pavos... ¿Y cómo llegamos al Danubio?
Las posibilidades son varias y si la más rápida y cómoda parece, desde un principio, el avión, la primera alternativa valorada ha sido el viaje por carretera, que si bien permite una mayor libertad de movimiento, más flexibilidad en cuanto a fechas y poder alargar o acortar la expedición a placer, ofrece en contra el inconveniente de la duración del viaje.
En nuestro caso, desde Valencia, implicaba 1.500 km y demasiadas horas de carretera. El gasto en combustible y peajes que calculamos era considerable pero, no obstante, el hecho de poder ir los tres con nuestras bicis compartiendo gastos lo hacía atractivo. Surgieron dudas razonables a la hora de decidir qué hacíamos con el coche, si dejarlo en Donaueschingen para volver desde Passau en tren, si llevarlo primero al final para encontrarlo allí a nuestra llegada o dejarlo a mitad de camino. En cualquier caso se pierde un día adicional y no andamos sobrados.
Finalmente, y pensándolo mejor, preferimos evitar riesgos innecesarios. La fatiga acumulada durante la ruta nos puede pasar factura a la hora de emprender el viaje de vuelta por carretera.
En cualquier caso, si uno se inclina por esta alternativa, el problema de dónde dejar el coche en Donaueschingen (o en cualquier otro punto de Alemania) queda resuelto en esta página: parkings gratuitos. De nada.
La combinación de trenes de diversas compañías nacionales desde España hasta Alemania, llevando consigo la bicicleta, puede ser válida si salvamos el primer escollo: Renfe. Desde Barcelona hay combinaciones pero en cualquier caso es complicado y además sale caro.
Alquilar un coche aquí para devolverlo allí sale por un precio obsceno sea cual sea la combinación que quieras manejar. Es más barato comprar una furgoneta vieja y luego pegarle fuego en Alemania, repitiendo la operación a la vuelta.
Respecto al avión, todo depende de las fechas elegidas, de si hay o no vuelo directo desde la ciudad de donde uno parta y de la compañía aérea. Desde aquí, y en las fechas elegidas, la mejor combinación ha resultado ser: vuelo directo de Valencia a Karlsruhe/Baden-Baden con Air Berlín, y luego desde allí a Donaueschingen en tren. Volvemos con la misma compañía desde München, previo trayecto en tren desde Passau.
Empleamos un día en el viaje de ida y otro en el de vuelta. 
Otros aeropuertos cercanos al punto de partida son: Friedrichshafen y Stuttgart en Alemania, el aeropuerto internacional franco-germano-suizo de Basel o el francés de Strasbourg. Hay quien empieza a pedalear en Basel, atravesando la Selva Negra, hasta Donaueschingen. Es otra opción.  
Memmingen queda a mitad de camino y puede servir tanto para llegar como para salir, según precios. Y para la vuelta, los aeropuertos más cercanos a Passau son el alemán de München y los austríacos de Salzburg y Linz.
Si bien la compañía de ferrocarriles alemanes Bahn ofrece todas las facilidades del mundo mundial para embarcar con la bici, antes de sacar billetes hay que comprobar muy bien cual es la estación correspondiente y concederse márgenes de tiempo más que razonables.
Nosotros casi metemos la pata porque, aunque hayan tenido la feliz idea de llamar al aeropuerto Karlsruhe Baden-Baden, ¡ojo, son dos sitios distintooooos! Entre el aeropuerto de Karlsruhe y la estación de Baden-Baden hay 15 km que se deben cubrir con el autobus 205 (doce minutos), en taxi o en la propia bici.
Así pues, hay que comprobar siempre (sobre plano) la situación de la terminal y de la estación, teniendo presentes los tiempos necesarios para bajar del avión, poner cara de bobo, encontrar el equipaje y la bici, encontrar el autobús, repetir lo de la cara de bobo en la estación, sin perder de vista que no llevas un maletín y un paraguas sino unas alforjas y una bici en una caja, que tienes que montar todavía no sabemos si antes de subir al autobús o al bajar de él.
Disponemos de diez días efectivos, tiempo de sobra para cubrir la distancia entre los puntos A y B pero, si nos quedamos cortos, la red ferroviaria es suficientemente extensa para llegar a Munich, con facilidad, desde donde nos encontremos.
Todo lo que ahora aún no sabemos, y que sin duda iremos descubriendo, lo contaremos a la vuelta. Seguro que a alguien le vendrá bien.



lunes, 2 de mayo de 2011

Transportar la bici en avión.

En Donaueschingen, y a lo largo de toda la ruta, existe la posibilidad de alquilar bicicletas que se pueden devolver en diversos puntos de la ruta del Danubio alemán, pero nosotros vamos a llevar las nuestras. ¿Por qué?
Porque tu bici siempre será "tu" bici. Más buena o más mala ya conoce tu culo y estás acostumbrado a ella. Por muy buena que pueda ser una bibicleta alquilada, puede no estar bien ajustada, no ser de tu talla, no adaptarse bien a ti... Mil cosas.
Y pasarse diez días (o los que sean) sobre una bicicleta extraña a la que no acabas de coger el tranquillo puede convertirse en una pesadilla.
Otra razón es el precio del alquiler. Se alquilan, si, pero son caras.
Si dejamos de lado el asunto del embalaje (muy engorroso) y del transporte hasta el aeropuerto con la bici dentro de la caja (también muy engorroso), es la opción más barata. Air Berlin, por ejemplo, nos cobra 25 € por bicicleta, debidamente embaladas, y un peso máximo de 30 Kg.
Consideraciones previas:
- la bicicleta debe ir con los pedales quitados y/o enroscados hacia adentro
- las ruedas deben ir deshinchadas para que no revienten en la bodega del avión por la diferencia de presiones (o eso dicen)
- el manillar debe ir desmontado o girado en posición paralela al cuadro.
Así pues sólo queda buscar una caja adecuada y transformarla según nuestra necesidad.
El proceso seguido se explica a continuación: (este es un primer ensayo, susceptible de mejora)

Esta es una caja grande de bicicleta, recortada al tamaño adecuado para el bulto que hace mi bicicleta una vez desmontada. La caja, en origen, era más alta y más larga pero también más estrecha.

Y esta es la bicicleta desmontada y reducida a su mínima expresión.
Téngase en cuenta que es una híbrida con ruedas de 28" y freno de disco en lugar de 26", lo que dificulta un tanto el proceso. 
Por el otro lado:
 ¿Cómo hemos compactado la bicicleta?
Sacamos las dos ruedas y las colocamos de la siguiente manera:
- la rueda delantera detrás, por el lado de los cambios de platos y piñones, que quedan así al aire y protegidos por la rueda. Los cambios tienen que estar en la posición que permite a los cables estar más flojos, es decir, situados en plato pequeño y piñón pequeño, para evitar desajustes por golpes durante el transporte. Hay quien prefiere poner el cambio en los piñones altos para que  esté más replegado sobre sí mismo y por tanto menos expuesto a un mal golpe.
Si hay manera de poner la rueda de forma que el disco de freno (si es el caso) quede por dentro, mejor que mejor. En mi caso no ha sido posible por la peculiar forma del cuadro y el disco de freno queda por fuera porque por dentro no cabe. Requerirá protección adicional.
El sillín lo hemos bajado hasta apoyarse sobre la rueda para garantizar a ésta una posición más firme y el portabultos lo hemos aflojado inclinándolo hacia adelante, con lo cual acortamos la longitud total del paquete más de un palmo.
Sujetamos fuertemente la rueda previamente deshinchada, aunque no totalmente, mediante bridas, a la horquilla trasera, la biela, el sillín, el portabultos y la barra alta de la bici.

- la rueda trasera la colocamos delante, y por el lado contrario a la primera. De esta manera el grupo de piñones queda hacia adentro entre la barra baja y la horquilla y, por tanto, también protegido.
Sujetamos mediante bridas a la horquilla (que queda en paralelo al cuadro), a las barras, a la biela y a la potencia del manillar. Mejor poner bridas de más que dejarlo suelto.
Los pedales los hemos quitado pero no los enroscamos hacia adentro, para que no molesten, sino que irán sujetos con presillas a un lugar libre cualquiera del cuadro.
 La horquilla la he colocado en paralelo al cuadro y las ruedas, y como en esta bici se puede desmontar el manillar sin necesidad de sacar la potencia, lo colocamos sobre la barra alta del cuadro y así protegemos manetas de frenos y cambios. (Llevo, además, un pequeño timbre para espantar transeúntes y un retrovisor para ver kamikazes). No hay necesidad de aflojar ningún cable.
 Obtenemos un paquete compacto, con una rueda por cada lado y los elementos sensibles protegidos, como este: 
           






 Detalle del grupo de piñones a resguardo entre la horquilla y la barra.
Este es el bulto que hace al final la bicicleta. Cabe perfectamente en una caja de 30 cm. de ancho y 85 de altura.
 Protegemos con cartón el cambio de piñones y bajo éste colocamos uno de nuestros bidones, como medida adicional ante un mal golpe. Porque en el embarque van a golpear la bici tan seguro como que no hay dios. Con cartón protegemos el disco de freno, si se tercia.

 Y el elemento de frenado de disco, en la horquilla delantera, lo protegemos de igual manera.
Colocamos cartón rodeando el manillar, con sus manetas, palancas de cambio, timbres, etc... como medida adicional.
Situamos el invento sobre plástico de bolitas, para poder envolver después, y aprovechamos los huecos que nos quedan para colocar las alforjas vacías, la colchoneta autohinchable, el saco o la almohada, etc...
Envolvemos y vamos a la otra rueda. Seguimos aprovechando huecos para colocar la bolsa de manillar, la tienda de campaña, y algún que otro pequeño bulto. De antemano hemos colocado en su lugar la bomba, la bolsa de sillín y, agarrados donde se pueda con cinta de precinto, las luces delantera y trasera.

Deberíamos conseguir un paquete compacto y bien asegurado con este aspecto. Recuérdese que el bulto, según compañías aéreas, tiene el peso limitado. En el caso de Air Berlín son 30 Kg. (bici, embalaje y lo que metamos dentro) 
Y a la caja.
                                            

Si el paquete lo permite, en el espacio que pueda quedar arriba de la bici, podremos colocar algo de ropa y poco más. Si aún no alcanzamos el peso máximo podemos rellenar algún hueco, como medida adicional de seguridad, con trozos de cartón enrollado, porexpan, etc.... Y aún así es más que probable que alguna parte de la bici no llegue sana a destino.

Tutoriales consultados en internet acerca de como embalar una bici, se refieren a bicicletas de montaña con ruedas de 26", que entrañan menos dificultad. Ambas ruedas pueden situarse en el mismo lado del cuadro, protegiendo cambio de platos y piñones y además no sobresalen por delante y detrás del cuadro.
Bici rara... embalaje raro. Las ruedas grandes tambien tienen sus inconvenientes. ¿Que le vamos a hacer?
Por cierto, se trata de una Triban Trail 7 con ruedas de 28", freno de disco delantero y horquilla con suspensión, comprada hace varios años en Decathlon. Una buena bici, normalita y nada cara, sin ser nada del otro mundo.
Continuará...